jueves, 11 de noviembre de 2010

EL PELIGRO DE AUSENCIA

Existe en nuestra vida, la presencia de dos masas de fuerzas.

Las fuerzas positivas y las fuerzas negativas.

Toda nuestra realidad se encuentra absolutamente teñida por unas u otras.

Las fuerzas positivas son autosuficientes, capaces de crear por si solas, generadoras de las más grandes proezas y bellezas que el hombre pueda realizar. Son fuerzas simples, son activas, son de acción. Nacidas para hacer.

Las fuerzas negativas son dependientes, incapaces por si solas de cualquier acto creativo. Su base, por lo tanto, aunque se disfrace de poder y contundencia, es tan endeble que puede desmoronarse con un solo acto positivo. Están nacidas para usurpar espacios y aprovechan siempre la existencia de las ausencias.

Quizá, todo este comienzo parezca demasiado metafísico, quizá los términos no sean del todo exactos, pero tampoco aspira a ser científico este texto.

Existe un punto crucial, la falta de actividad de fuerzas positivas. Y es crucial porque es allí donde las fuerzas negativas comienzan a trabajar, a inundar los espacios, a hacerse presentes.

Ya se ha dicho mil veces, el frio no es otra cosa que ausencia de calor.
De eso hablamos.

En nuestra realidad todo se ha ido inundando de ausencias.

Todas ellas hacen que otra cosa ocupe el lugar que deberían estar ocupando las fuerzas positivas.

Toda ausencia de un accionar positivo genera un peligro inminente de la aparición de lo que no puede sino generar al final el vacio, la angustia y la desgracia.
Pues nada se hace solo. Si el campesino no cuida su siembra, será casi seguro que la mala hierba crecerá entre ella arruinándolo todo, o devaluando su cosecha.
Toda empresa valiosa, exige presencia. Presencia de quienes quieren que aquello se realice bien, como se soñó, como se planeó.

Si el padre no le da el mensaje adecuado al hijo, el hijo escuchara palabras de afuera.

Si la mano no cuida la tierra, la tierra se seca o deja crecer cualquier cosa.
Si tú no estás ahí para hacerlo, no se hará solo, no se hará como soñaste, o saldrá de forma indeseada.

En el fondo, en el cimiento, en la esencia de las fuerzas positivas; se aloja la respuesta a todo. No hay misterios, no hay secretos. La esencia es el amor.
Incapaz es el odio y toda fuerza negativa de crecer, hacer o destruir, si hay presencia de amor.

Así es, quizá suene cursi.

Pero no hay cosa más real.

El problema reside en lo que falta; Falta amor.

En nuestro mundo, aunque mil científicos determinen que el mundo se destruye, ninguno ha conseguido decir cómo frenar el apocalipsis, como detener la carrera al desastre, como poner un freno; si ese freno no está alimentado de amor.

En casi ningún gobierno la palabra amor ocupa espacios suficientes. Antes esta la palabra economía, política y otras tantas terminologías frías y arrogantes, vacías, secas.

No se habla de amor. Por vergüenza, por mal entendida hombría, por no haber tiempo.
Y así, en ese espacio vacío, en ese silencio, se forma el espacio de las ausencias.
Todo se ajusta a la Ausencia, a la ausencia de amor.
Eso es todo.

Así de simple, así de complejo.

Ya te habías dado cuenta verdad?

Por favor, al menos dime que sí.

Diego Dobler

1 comentario:

  1. Sí... nos damos cuenta... y es triste... es la ausencia más triste... :(

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