lunes, 28 de febrero de 2011

LA TENTACION DEL ABSURDO.

A veces somos tentados al absurdo.

Uno de los absurdos mas grandes es el querer discutir una mentira.

Entrar en ese juego nos expone a un espiral interminable de cuestiones sin sentido.

En principio, la mentira habla de algo que no existe.

Enredarnos en eso nos hace refutar lo inexistente y tal vez salvar algo de nuestra honorabilidad, pero sin embargo quien esta dedicado a lo falso se inspirara nuevamente y lanzara otro ataque con iguales caracteristicas infames.

No caer en la tentacion es un desafio.

El principal signo de inteligencia se manifiesta eligiendo bien al adversario. Entrar en conflicto con la fabulacion no es una buena idea.

No nos conduce a nada.

Los hombres han creado para sus leyes el "principio de inocencia", esto significa que no debemos justificar nuestra inocencia, sino que quienes acusan deben demostrar sus argumentos contundentemente.

Es cierto, resulta doloroso recibir la infamia de la calumnia.
Pero el tiempo es mas implacable que cualquier herida que una de estas traicioneras cuestiones pueda afectarnos.

Nuestro accionar es nuestro legajo.
Y la tranquilidad de espiritu nuestra garantia de paz.

LA FUERZA MAS PODEROSA DEL UNIVERSO ES EL AMOR. Y LO ES PORQUE SIEMPRE ESTA LLENO DE VERDAD.
LA MENTIRA, EL EGOISMO, LA INTRIGA, EL MIEDO, NUNCA PUEDEN PROVENIR DEL AMOR.

Quien quiera contruir debe saberlo
Como asi tambien debe saber que siempre hay alguien dispuesto a destruir.

Quien ha actuado bien, probablemente tema alguna vez por el resultado final de su lucha.
Pero en su fuero intimo sabe que ha actuado con buenas armas.

Hay un tiempo de pelear e intervenir en la lucha
Y hay un tiempo de dejar cosas en manos de DIOS.

Saber reconocer cada momento es otro desafio.

DIEGO DOBLER.

miércoles, 23 de febrero de 2011

HOTEL "LA DISTANCIA"

Armé nuevamente mis valijas.

Hacerlo tan a menudo te da una práctica increíble. Cada vez lo voy haciendo más automáticamente…y también más en silencio.

Eso sí, siempre olvido algo en los lugares que dejo.

Hay veces en que suelo sentir que mi valija se va vaciando.

Siempre que armo un nuevo equipaje me quedo pensando si no debí hacerlo antes.

También alguna vez me he quedado pensando si debía partir.

Cada vez que parto alquilo habitación en el mismo hotel.

El hotel “La Distancia”.

Lleno de habitaciones sin número, en una calle perdida que no tiene nombre.

Asombrosamente siempre me toca la misma habitación. Bueno, tal vez no sea tan asombroso.

Llena de fotos viejas, que se van degradando en el color de acuerdo al tiempo que llevan pegadas en la pared.

A veces pienso en arrancarlas y quemarlas a todas

Aunque en el fondo, a lo que aspiro es a no volver a alquilar habitación en ese lugar.

El sitio no es muy abrigado, aunque la calefacción es buena. En el fondo todos saben que el frio que hace aquí no viene de afuera sino desde adentro de cada huésped.

No hay horarios de comida en “La Distancia”.

Hay días en los que parece que no hay cocina, aunque en realidad son los días en que no tengo hambre.

No hay mucha luz en los cuartos, pero uno se va acostumbrando.

Básicamente te acostumbras bastante a ver sin mucha luz. Eso se aprende en “La Distancia” y te sirve para cuando te vas también.

El hotel no está destinado para albergar mucho tiempo a sus huéspedes. Sucede que tampoco nadie pretende quedarse mucho allí. Y no es recomendable.

Sin embargo, cuentan que algunos han querido quedarse allí alojados, se han encerrado en sus habitaciones cansados de armar valijas, de ir y venir.

Nadie ha sido desalojado de allí. Los administradores saben que nadie puede habitar eternamente en “La Distancia”. O sales, o te rescatan o te mueres alli.

Ves a mucha gente alojada aquí, que cuando vuelves a ver por la calle, oculta sus rostros. Aunque hay tan poca luz en este sitio que nunca puedes estar absolutamente seguro de haber visto a alguien y poder reconocerlo después

El tiempo pasa lento en este hospedaje. Lento cómo pasa el tiempo para los que esperan.

Pero en realidad el tiempo sigue al mismo ritmo de siempre, y cuando sales de aqui te das cuenta.

Algunos o casi todos, como ya dije, para ir llevando la estadía llenan la pared con las fotos de seres queridos, de últimos amores, de recuerdos agradables.

Pero las paredes del hotel no son de buena calidad. La humedad va ganándose las fotos y hace que se vayan arruinando o cayendo al suelo.

El servicio de cuarto no existe, cada quien debe limpiar su habitación.

Dicen que quienes se han encerrado para permanecer aquí, no limpian nunca, y caminan sobre fotos viejas, de buenos y malos recuerdos.

Porque finalmente el paso del tiempo aquí, hace que todas las imágenes caigan al piso o se arruinen y terminen compartiendo el lugar las fotos del los malos y buenos recuerdos.

Si quieres, tienes que limpiar tu propio cuarto.
Nadie lo hará por ti.

Yo por ahora mantengo limpio el sendero que me lleva hasta la cama, pero sé que están por ahí tiradas un montón de imágenes que a veces me desvelan.

Dicen que el hotel esta embrujado, pero los fantasmas que lo habitan son como los huéspedes y van y vienen como ellos.

Es más, hay cierta certeza de que los fantasmas vienen con los huéspedes.

Algunos se han quejado alguna vez pretendiendo hacer aparecer que esos fantasmas no son de ellos y que alguien debe habérselos olvidado allí o se los han metido por debajo de la puerta.

Sin embargo eso es imposible, cada fantasma sabe a quién pertenece y sabe que la única manera de mantenerse vivo es persiguiendo a quien le teme.

Desde este hotel las ventanas apuntan siempre a donde quieres ver, pero los vidrios a veces se empañan de afuera y las ventanas están fijas. Tampoco hay balcones

Por eso la vista no siempre es clara, te da una visión distinta pero todos dicen lo mismo. “de aquí hay buena vista, pero no es como estar ahí”.

No hablamos mucho los huéspedes entre nosotros. En general lo hacemos cuando alguno se va.

“Al fin, me voy” nos comentamos. Y nos deseamos no volver a encontrarnos en “La Distancia”

Cuando volvemos a vernos…nos cruzamos la mirada en silencio. Entre los huéspedes hay ciertos códigos y ciertos momentos donde las palabras sobran.

Por eso, si alguna vez nos vemos por aquí, no te aflijas, no hables si no quieres.

Aquí, por falta de luz, hemos aprendido a ver casi sin usar nuestros ojos y somos de pocas palabras.

Las noches en el hotel no son fáciles. Las luces, que son tenues en el día, no se apagan por las noches, siguen iguales. Es como si allí dentro la noche y el día fueran lo mismo. Solo que por las ventanas no se ve nada, no entra esa luz que de afuera agrega algo de visión a las cosas.

Pero eso si, en la noche, la luz tenue sigue iluminando el ambiente, las fotos, las imágenes. Las que permanecen en la pared, las que han caído. Eso es bueno…y no tanto.

Cada día pareciera traer luz de esperanza en “La Distancia”, pero cada noche trae la fría sensación certera de soledad.

Nadie es feliz en este sitio, no al menos como lo desearía.

Sin embargo muchos saben que vienen de un sitio peor.

Otros vienen de un sitio que no existe más.

Aunque hay todo tipo de huéspedes, “La Distancia” es básicamente un lugar de refugiados.

Es refugio de quienes vienen de lugares que se han vuelto insoportables o de quienes vienen de lugares que ya no existen. Como de esos lugares donde murió el amor.

Alguna vez le pregunte al conserje si llevaban la cuenta de la cantidad de huéspedes que se alojaron en el hotel al menos una vez.

El me dijo “amigo, por aquí ha pasado todo el mundo”, sonrió y se alejo.

El hotel no tiene puertas, se entra y se sale libremente. Tan libremente como uno
pueda ser.

Sin embargo las habitaciones solo puede abrirse de adentro, nadie puede sacar a nadie de su habitación, quien quiera salir debe salir solo.

Así es, “La Distancia” existe. Es un hotel lleno que parece vacio. Con poca luz, sin puertas y en el que nunca faltan habitaciones. Nunca llegaras y te dirán que está completo.

De alguna extraña manera siempre tu habitación te espera. Eternamente reservada
“La Distancia” existe, y muchas veces uno desea ir allí. Pero cuando te vas siempre sueñas en no tener que volver nunca más.

DIEGO DOBLER

viernes, 11 de febrero de 2011

LATENTE

Cada día millones y millones de personas, en todas partes del mundo y a todas horas; vuelven a empezar.

Se enjuagan sus lagrimas, se perdonan ofensas, se sacuden el polvo del camino, curan una nueva herida y vuelven a mirar adelante.

A cada instante en este mundo abarrotado de materialismos y vicios que pierden a los hombres, muchos siguen creyendo en cosas que otros ya han dejado de creer y en las que otros tantos jamás creyeron.

Es inevitable preguntarse cuantas batallas deben ganarse antes de alcanzar el triunfo, pero sobre todo muchas veces nos preguntamos ¿cuántas caídas mas somos capaces de soportar antes de pensar seriamente en rendirnos o resignarnos?

Yo he llegado a dudar que esto de rearmar nuestras fuerzas y volverlo a intentar pueda partir tan solo de nuestra voluntad.

Y es que cuando nos vemos fatigados y hartos de pelear, a veces contra fantasmas tan viejos como nuestra existencia, lo difícil se parece vestir de imposible y nuestra fe se devalúa sin remedio.

Horizontes grises se nos dibujan y la idea de que nuestros sueños se han vuelto una utopía sin sentido nos amenaza insensiblemente tentándonos a abandonar nuestros esfuerzos.

Sin embargo, una fuerza parece mantenerse latente dentro nuestro y de muchos. Una fuerza que retrocede pero solo para tomar distancia y volver a emprender un nuevo intento con el mismo objetivo, el de encontrar el camino que nos lleve hacia esa forma de ser feliz que hemos elegido, la cual a veces solo entendemos nosotros.

Entonces, si a pesar de todo y de todos, incluso a pesar de nuestra escasez de fuerzas, algo sigue vivo dentro nuestro y nos dispone a continuar andando, aun con mas dudas que certezas, ¿cuál es el misterio, de donde nos viene esa fuerza, como es posible este nuevo esfuerzo? No tengo certezas de eso, pero tal vez ocurra que nuestra misión es indelegable y no podemos abandonarla aunque a veces lo pensemos.

Y como te pasa a vos, me pasa a mí y a millones de personas que caminan a tu lado. Y eso significa que somos aun muchos los que perseguimos sueños incomprensibles para los demás, y que aunque nuestros caminos puedan parecer distintos eso no nos hace mejores ni peores, somos todos buscadores. Buscadores de ese tesoro intransferible que es nuestra felicidad.

A través de todo esto aprendemos que nuestras penas no son inéditas aunque si personalísimas, aprendemos que muchos caen por día, pero se vuelven a levantar y es ese un triunfo invalorable.

Vivimos una doble sensación en muchas ocasiones. La de sentirnos solos estando con los mas cercanos y la de sentirnos acompañados por extraños que en el andar del camino se convierten en camaradas y colegas de lucha.

Es cierto, cuando caemos es difícil creer en que pronto nos levantaremos y cuando nos levantamos lo hacemos sabiendo que una nueva caída es posible. Y eso nos sirve para irnos haciendo la idea de que si nos levantamos una vez seguramente volveremos a hacerlo en el caso volver a caer.

Y lo volveremos a hacer gracias a esa fuerza que late en nuestro interior y no nos deja abandonar la búsqueda, que nos hace creer cuando nos sentimos más escépticos, que nos hace ver que la única forma de vivir es viviendo y volviendo a empezar.

Esa fuerza única, mística y latente que nos obliga a entender que la resignación de los sueños jamás podrá conducirnos al camino de una felicidad verdadera y personal.


DIEGO DOBLER.

martes, 8 de febrero de 2011

MIENTRAS

Mientras un niño ría con pureza
Habrá porque alegrarse

Mientras un niño muera de hambre
Habrá un motivo para luchar
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Mientras la depredación arruine el planeta
Habrá algo que defender

Mientras un animal sea salvado
Habrá porque festejar
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Mientras un corrupto siga robando
Habrá algo de que quejarse

Mientras siga habiendo un gesto de honestidad
Habrá un ejemplo que seguir
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Mientras haya desamores en la vida
Habrá excusas para embriagarse

Mientras el amor se siga renovando
Habrá nuevos poemas a escribir
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Mientras falten los lugares donde ir
Habrá ganas que deban esperar

Mientras haya una habitación desocupada
Habrá un par de seres dispuestos a ocuparla
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Mientras el mundo se convulsione
Habrá porque temblar

Mientras el mundo siga girando
Habrá muchos que pidan una vuelta mas
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Mientras haya algo en que creer
Muchos seguiremos creyendo

Mientras la vida de esperanzas
Seguirán sobrando los motivos para volverlo a intentar.

DIEGO DOBLER.

viernes, 4 de febrero de 2011

LAMENTO

DESDE EL CENTRO DE LA MADRE TIERRA
LLEGA EL GRITO CALIENTE Y ATERRADOR

EL VERDE DE LA ESPERANZA MUERE DIA A DIA
COMO LA ESPERANZA MISMA

COMO UNA PLAGA LOS HIJOS DE UN DIOS LA SOMETEN
LA CASTIGAN CREYENDOSE DUEÑOS DE TODO

LA SANGRE QUE PENETRA LA TIERRA POR CADA ESPECIE MUERTA
ALIMENTA EL ESTALLIDO FINAL QUE SERA DEVASTADOR

DIOS EN SU INMENSO PODER Y AL BORDE DE SU PIEDAD
PREPARA SU MANO IZQUIERDA

CULPABLES Y COMPLICES LOS HOMBRES CAMINAN
SOBRE TUMBAS Y SOBRE MINAS

LAS HEMBRAS DE CADA ESPECIE QUIEREN CUIDAR A SUS CACHORROS
LOS MACHOS HAN MUERTO Y MUEREN A DIARIO EN LA MISMA EMPRESA

HOMBRES CON OJOS CEGADOS DE SOBERBIA ANIQUILAN LO QUE ENCUENTRAN
COMO ZOMBIES ADICTOS A LA SANGRE Y A LA MUERTE

EL CANCER DEL PODER Y LA AMBICION LES COME EL ALMA
SU PERFUME A AZUFRE INUNDA EL AIRE

DESDE CADA RINCON SE LEVANTA UN ENEMIGO
Y CAE UNA NUEVA VICTIMA EN FORMA INFAME

HEMBRA MADRE DE CADA ESPECIE
CUIDA A TU CACHORRO

Y PERDONA MADRE TIERRA EN NOMBRE DE LOS HOMBRES QUE TE AMAN
POR AQUELLOS HERMANOS DEMONIOS QUE TE MATAN.

DIEGO DOBLER

CUANDO ESTE HUÉSPED SE PRESENTA

Cuenta la historia, que estando el profeta Elías exiliado, comenzó a notar que su corazón se conmovía ante la presencia de la mujer que desde su llegada lo había albergado.

Se estaba enamorando.

Esto le provoco una crisis en su interior, ya que entendía que aquella situación le impediría cumplir con su misión ante Dios.

Es por ello que repetidamente le suplicaba a su Señor que le quitara aquel sentimiento de su corazón.

Elías insistió mucho con su plegaria:

- Llévame de regreso a la tierra de Israel, señor. –decía-. ¡Mi corazón ya esta preso en este lugar, pero mi cuerpo aun puede seguir viaje!

En ese momento apareció su ángel custodio, quien le contesto de la siguiente manera:

- El señor escucha las plegarias de los que piden para olvidar el odio. Pero esta sordo para los que quieren huir del amor.

Son muy habituales los momentos en los que queremos huir del amor o no reconocer que su existencia nos ha llegado y esta transformando nuestra realidad.

Muchas personas dicen: “yo no me enamoro mas”, “no voy a pensar mas”, “yo no quiero saber mas nada”, y un sin número mas de frases celebres que se usan para auto convencerse y huir.

Sin embargo, no sé quien nos dijo que podemos triunfar ante la llegada de este huésped, muchas veces inoportuno e inesperado. Muchas veces atemporal.

Sucede que la llegada de este visitante puede tomarnos en distintos momentos.

Con todas las habitaciones ocupadas y sin intenciones de recibir a nadie.

Con todas las habitaciones ocupadas y sin embargo seducidos por esta presencia inoportuna.

Con lugar para recibirlo pero sin ganas de darle lugar.

O, en el mejor de los casos, con lugar y ganas. Caso en el que no hay nada de que quejarse, salvo idiotas histerias.

Pero más allá de estas ejemplificaciones, (a las cuales podríamos agregarles otras tantas combinaciones), y que tratan de graficar distintos estados en nuestras vidas, el hecho concreto es la llegada de este intruso llamado amor. Su presencia indiscutible.

Siempre he creído que es tan difícil revivir un sentimiento que ha muerto, como calmar un sentimiento que ha comenzado a crecer.

Autoritario, tirano, inoportuno, atemporal, imprevisto. El amor siempre actúa como una fuerza independiente de nosotros. Nos inicia un incendio que cuanto más demoramos en apagar, más difícil se vuelve de controlar.

Quizás haya situaciones en las que esta fuerza deba ser rechazada, pero me pregunto si cuando ese nuevo amor es una fuerza verdadera puede ser repelido por nuestra voluntad.

En todo caso huir no parece una buena solución. Menos aun cuando se hace por miedo o por presentir que se va a sufrir mas de lo que se va a gozar.

Porque es cierto que como dice la canción: “no se puede vivir del amor”, pero también es cierto que la vida nos enseña que sin amor tampoco es posible vivir.

Porque transitar este camino de la vida sin amor, es caminar por un campo florido con los sentidos anulados, escuchando siempre los relatos ajenos de quienes ven, huelen, gustan, oyen y sienten en todo su cuerpo lo bello y lo áspero que el paisaje pueda tener.

El amor es una rosa silvestre hermosa, pero como en todas ellas...habra que saber que tiene espinas.

DIEGO DOBLER (Basado en el libro "La Quinta Montaña" de Paulo Coelho)

miércoles, 2 de febrero de 2011

LA FOTO

A veces nuestras fotos parecen mirarnos fijamente.

Parecen querer decirnos algo. Mudas y quietas.

Un niño que me hace preguntas que aun no he podido contestar.

Un niño al que le envidio su pureza, su ingenuidad, su inocencia.

No puedo mantenerle la mirada.

A veces me pregunta:

-Ey, que ha sido de mí en ti, donde me has metido?

Y yo ahí sin saber que decirle.

Él mantiene aun en su interior, sueños suaves, amores eternos, pureza en cada beso, toda la sana inconsciencia infantil.

Creo que nunca contestare sus preguntas. Tratare de evitarlo.

Pero me mira y aun cree en mi. Al menos eso parecen decir sus ojos.

Los míos se humedecen. Que le puedo decir?

Solo y en silencio, pensando en “cosas de grandes”, el tiempo pasa y la vida se va con él.

Pienso.

Si supiera ser mas niño, si la pureza pudiera recuperarse, si los sueños de amor eterno recuperaran ese carácter utópico, si la vida pudiera verse como se veía.

Pero no. Las cosas son como son y no como uno quiere que sean. Las piedras del camino existen, los tropiezos son reales y las heridas dejan cicatrices. El tiempo pasa irreversiblemente.


Solo atino a decirle:

-Tranquilo niño, tu madre aun esta aquí, velando aun por tus sueños aunque no seas tan pequeño. Es que...... Vos sabes como es mama.
Sabes?, Quizás algunos sueños se alcanzaron y otros aun están en la mira. Pero te prometo que reinventare mil nuevos por todos aquellos que se rompieron en el camino...

Y de aquella foto, una sonrisa de confianza parece brotar lentamente.

De mis ojos al fin cae aquella lagrima contenida.

Desde aquel que esta en esa imagen al de hoy, el tiempo ha hecho su trabajo visible, y la vida uno que no lo es tanto pero que se siente más.

Ciertamente, Ya nada es lo que era.

Pero ya que “toda la vida es ahora” y que “el futuro es el lugar donde pienso pasar el resto de mis días”, apresto mis cosas, enjuago la emoción y refresco los sueños.

Me digo en silencio:

Tranquilo niño, en algún rincón escondido sé que aun vives en mi.


DIEGO DOBLER.