viernes, 29 de abril de 2011

ZOO-SENSIBILIDAD

Entre muchas sensibilidades, la que respecta a los animales en general y a nuestras mascotas en particular, es una muy importante y marcada en mi vida.

Disculpen si estas declaraciones toman un tono muy personal, no trato de imponer posturas, solo intentare describir un sentir, en este caso el mío.

En esta tarea no voy a enfrentarme a teorías científicas y racionales. Yo no tengo porque discutir racionalmente mis sentimientos. Seria absurdo hacerlo.

Por eso, aprovechando la cualidad intransigente de los sentires, me postulo algunas creencias (como dije al principio acerca de los animales en general y las mascotas en particular) y las pongo a vuestra honorable consideración:

Creo que sienten: mas allá de lo físico, creo que son capaces de sufrir muchos de nuestros dolores espirituales. ¿Acaso no extrañan, no son celosos, no esperan, no se alegran, no se entristecen?.

Creo que aman: SÍ. Después de todo no hay un solo ser humano capaz de definir con certeza al amor y sus variantes, por eso me siento con derecho a creer ciertamente que saben querer.

Creo que entienden: independientemente de nuestros métodos de adiestramiento, cuantas veces hacen cosas que jamás les hemos indicado.

Creo en ellos: ¿cómo no creer? ¿Acaso cuentan nuestros secretos? ¿Nos exigen con presiones las cosas? ¿Nos abandonan cuando les somos indiferentes? Quizás sus limitaciones naturales no les permitan hacer mas por nosotros, pero siento que son capaces de hacer todo lo que pueden y eso es lo máximo que podemos pedirle a cualquier ser.

Creo en muchas cosas mas en las que me gusta creer, en detalles diarios, en alegrías y enseñanzas que me generan.

Yo no sé si sentir estas cosas es normal para los hombres racionales, pero en definitivas uno no puede evitar sentir. Además en estas cuestiones tengo la tendencia a creer mas en lo que se siente que en explicaciones frías y calculadas.

No es mi objetivo discutir las teorías evolutivas de las especies, ni siquiera examinar electro encefalogramas para determinar si sienten, aman, sufren. No lo haría con nadie que me demostrara amor en su accionar.

Sé que el amor existe en la expresión y en la acción, las palabras adornan pero los hechos son los que cuentan al final. Entonces yo creo en el amor que los animales nos dan.

Será porque es imposible para mi no ver miradas en sus ojos, alegría en sus rabos, sonrisas en sus dientes, besos en sus lambidas, manos en sus patas, voces en sus ladridos o llantos en sus aullidos.

El hombre se dice superior y se demuestra primitivo, se dice racional pero no actúa siempre así, se dice inteligente y comete varias veces el mismo error, se dice fuerte y llena su especie de suicidios y depresión.

En fin. Yo soy de la especie humana y comparto con las demás el mismo creador. Sé que ejercemos el dominio pero no considero necesaria la tiranía, creo que si Dios creó tantas especies es porque le habrá parecido bien y no me considero nadie para mortificar innecesariamente a nuestros hermanos menores de la creación.

Soy sensible a ellos y no quisiera perder eso nunca, ya que esto me hace sentir beneficiado y en mas de una ocasión me reconcilio con la vida jugando en el suelo entre pelos, lamidas y colmillos.

Quizás alguien pueda enojarse porque pueda parecer que de alguna manera los estoy humanizando. Solo diré que no puedo disculparme por lo que siento y en segundo lugar, a como van las cosas y nuestro comportamiento como especie, si deseara humanizarlos los primeros en ofenderse deberían ser precisamente los animales

DIEGO DOBLER.

martes, 26 de abril de 2011

ESTOY VIVO, AUNQUE NO CONSTE EN EL BANCO.

......... Durante dos días, el empleado de un banco intento primero ubicarme y luego convencerme de lo importante que seria para mí y para mi futuro, aceptar aquel crédito que me ofrecían con la acostumbrada sospechosa generosidad que tienen los bancos.

El muchacho hacia su trabajo, y por cierto que lo hacia muy bien. Tal es así que en algún momento estuve tentado a aceptar un ofrecimiento de algo que no quería y no había ni siquiera pensado en pedir. No porque me sobrara nada, sino más bien quizá por falta de “audacia económica”, para ponerle un nombre.

Como en principio le hice entender que no había pensado en préstamo alguno y que no tenia intenciones de endeudarme, comenzó a esgrimir otro argumento.

Era increíble, tenía al menos cinco formas distintas de decirme lo mismo, todo de corrido y sin trabarse. En ese momento pensé que podía muy bien dedicarse a locutor, aunque me reserve el pensamiento por temor a que creyera que no lo estaba escuchando. Eso seria irrespetuoso de mi parte.

Aunque en realidad, esto último no era tan erróneo dado que como a muchos, cuando una persona nos habla de corrido, sin dejarnos meter bocadillo alguno y recitando algo en forma casi automática, tendemos a escuchar solo las primeras frases y luego nuestro pensamiento se dispersa, sobre todo cuando la conversación es telefónica.

La cuestión es que aunque yo no necesitara aquel dinero, aceptar su propuesta era sumamente beneficioso para mi vida según él, pues pasaría yo a tener un antecedente crediticio que me resucitaría a la vida económica.

Debo confesar que lo pensé. Estar muerto o no existir es una idea que aun no he considerado seriamente. Aunque sea en el campo económico.

Pero finalmente, y en un bache que me dejo en su discurso, con voz firme logre decirle que no, que no y que no. Todo con absoluto respeto, desde ya.

El hombre se vio vencido por mi negativa y se despidió de mí, no sin antes lamentar lo que yo estaba desperdiciando en aquel momento y hacerme sentir como si se me practicara una especie de eutanasia económica. Al fin cortamos.

Mientras mi oído se desinflamaba, al igual seguramente que su garganta, una idea quedó dando vueltas en mi cabeza.

Una idea que no tiene que ver ni con el insistente empleado bancario, que no hace mas que cumplir con su trabajo; ni conmigo en particular.

Tiene que ver con ese sistema que nos inculca la idea de que la existencia depende de lo que se tiene, de los movimientos en el cajero, del poseer una cuenta o una tarjeta. Sistema donde es obvio que la condición humana es lo menos importante. Un planteo que nos llega a meter miedo de convertirnos en NN financieros, en desaparecidos económicos.

El dinero existe y hace falta, es cierto, pero me parece horrible la idea de que nuestra identidad se vuelve de plástico, la honestidad se demuestre consultando nuestro saldo disponible y ser alguien solo si consta en alguna planilla donde mi nombre se escribe con el numero de cuenta de alguna caja de ahorro.

En fin. Luego del trabajo, llegue a casa y me mire en el espejo. Era yo y estaba allí, tangible. Mi madre estaba terminando de cocinar, mis perros aguardando una caricia, mi cama esperando por mi fatiga, un amor en el corazón y unos libros que están a la mitad de leídos.

Estaba vivo en esa vida que, por suerte, es la que más me interesa. Una vida en la que se gana y se pierde, en la que se tiene y se carece. Se sufre, se disfruta.

Pero más allá de todo, estaba vivo en una vida que, a pesar de las cíclicas crisis de existencia que sufre mi billetera, es la verdaderamente importante y ningún banco me la podría dar por 12 cuotas de 98 pesos mas intereses por mes.


DIEGO DOBLER

jueves, 21 de abril de 2011

¿QUIEN PUDIERA?

¿Quién pudiera conocer la oración perfecta?

La que nos conecte en línea directa con Dios

La que nos arroje alguna certeza en este mar de espanto e incertidumbre

La que responda esas preguntas de miles de años, que aún nos ahogan

¿Quién pudiera hablar cara a cara con Jesús?

Para hallarse en sus ojos

Para preguntarle tantas cuestiones

Para conocer su visión de las cosas

Para tener una idea de cuántas pascuas mas deberá soportar la humanidad antes de encontrarse con el amor y tomarlo como ley

Si las calles están llenas de crucificados que caen mas de tres veces y no sabemos cuál de ellas será la ultima

Si la traición sigue siendo moneda corriente

Si la fe se monopoliza y maneja hasta convertirse en elemento de poder y manipulación

Jesús: ¿Cuánto han cambiado realmente las cosas? Si te dieras una vuelta por nuestra realidad….

¿No deberías discutirles de nuevo el proceder a los sumos sacerdotes?

¿No deberías echar nuevamente a los mercaderes del templo?

¿No deberías sacudirnos de la modorra que los vicios generan en nuestra alma?

¿No deberías volver a mirarnos a los ojos para decirnos que si estamos libres de culpas arrojemos la primera piedra?

¿Porque cargos serias juzgado en esta época?

¿Qué poder te condenaría?

¿Cuántos latigazos de esos serían dados por mi mano?

¿Quién clavaría tu cuerpo en la cruz?


Jesús: para unos Dios, para otros profeta o simple hombre; Y las luchas por discutir quién tiene la razón acerca de tu naturaleza les ha hecho perder a los hombres la esencia de tu mensaje.

¿Quién pudiera conocer la oración perfecta?

La que le demuestre a los hombres que más allá de lo que quieran creer de vos, si fuiste Dios, profeta, pastor, hombre, si tuviste amores, hermanos o que sé yo cuantas cosas mas; Permita hacer entender que has sido el personaje más revolucionario de la historia de la humanidad. Y solo hablando de amor.

¿Quién con menos elementos materiales que vos fue capaz de una revolución tan grande?

¿Quién pudiera escribir la oración perfecta?

¿Quién pudiera hablarte cara a cara?

¿Quién pudiera preguntarte tantas cosas?

Entender porqué verdad pelean los hombres, si la única verdad es el amor. Verdad que a veces olvidamos o confundimos.

¿Cuántas crucifixiones más, cuántos coronados de espinas más, cuántos latigazos, cuántas caídas, cuántos clavos, cuántas lanzas atravesando humanidades, cuántas agonías, cuántas muertes?

Si pudiera escribir la oración perfecta te pediría algo para empezar

Enseñanos a resucitar, porque de agonías estamos llenos y caminamos entre charcos de sufrimientos.

Danos una mano en esto de aprender algo de cada pascua que en la vida nos toca pasar, porque sino viviremos cargando cruces viejas que se hacen cada vez más pesadas, juzgados por los mismos poderes, prejuicios y maldades que a vos te mandaron a matar.

Jesús: ¿Quién pudiera conocer la oración perfecta? Al menos para saber hasta cuando la pasaremos sobreviviendo en esta jungla moderna que no es muy distinta a la que te toco PADECER a Vos.


DIEGO DOBLER

martes, 19 de abril de 2011

PRE--POTENCIA

ENTRE EL VENCIMIENTO QUE PASÓ
Y EL OTRO QUE VA LLEGANDO
EL MES PASA VOLANDO
Y LA VIDA SE VA CON ÉL

ESTAS COSAS MERCANTILES
HAN ACOBARDADO MI LÍBIDO
YO QUE ANTES LLEGABA A TRES
AHORA SUFRO CON EL STRESS

EN MI CABEZA
BOLETAS Y VENCIMIENTOS
HAN ECHADO A LAS MUCHACHAS
DE MIS FIEBRES JUVENILES

LOS CREDITOS SON
CADA VEZ MÁS DUROS
PERO ESA CARACTERISTICA ECONÓMICA
NO CONTAGIA MI HUMANIDAD

ME VE VUELTO COHERENTE
SUFRO LA IMPOTENCIA
QUE LA REALIDAD VIOLENTA ME GENERA
SUFRO LA IMPOTENCIA
EN FORMA TOTAL Y PLENA

OJALÁ SE PARE ESTA CRISIS
OJALÁ SE PARE ESTA VIOLENCIA
OJALÁ SE PARE ESTA RECESIÓN
OJALÁ, OJALÁ SE PARE

HE OÍDO QUE PASA MUCHO
QUE LA EFERVECENCIA ANDA ESCAPADA
QUE NO SUBE LA MOSTAZA
QUE LOS PROBLEMAS LA AMORDAZAN

HABRA QUE TRATAR DE RESOLVER
ESTE ENTUERTO QUE DESORIENTA
PORQUE ESTOY VIENDO QUE A LA MAÑANA
HAY ALGUIEN QUE A VECES NO SE DESPIERTA

Y NO ES QUE FALTE LA COMIDA
O QUE LOS GUSTOS HAYAN VARIADO
SOLO PARECE QUE EL CEREBRO
POR OTROS ASUNTOS ANDA ANGUSTIADO

ESPERO VOLVER A SER
POR LO MENOS LO QUE FUI
RIGIDO FIRME Y AGUANTADOR
UN HUMILDE SERVIDOR

HABRÁ QUE EXORCIZAR
TANTO FANTASMA EN LA CABEZA
PARA REESTABLECER LA OBEDIENCIA
CON AQUELLA PARTE DE MI EXISTENCIA

PORQUE PIENSO VIVIR UN RATO MÁS
RESOLVER EL DILEMA ES FUNDAMENTAL
PARA QUE VALGA LA PENA LA VIDA
Y APROVECHAR DE ESTE DISFRUTE QUE DA GUSTO
POR EL QUE TODAVIA EL ESTADO
NO NOS OBLIGA A PAGAR TRIBUTO

DIEGO DOBLER.

miércoles, 13 de abril de 2011

SIEMPRE UNA CANCION

Desde que yo recuerdo, en mi vida siempre ha habido alguna canción que describía de alguna manera el momento por el que estaba atravesando. Enamoramiento, amor, desamor, abandono, conquista, rebeldía, protesta, tristeza, festejo, etc.

La música acompaña a los hombres ancestralmente, siempre hay algún ritmo de tambores o al menos un ruido rítmico que alegre las almas desde que habitábamos los árboles o las cavernas.

Siempre una canción.

Para hundirse el puñal en el centro del corazón.

Para festejar la llegada del amor.

Una canción que nos preste alguno de sus versos para incluirlos en nuestro discurso de seducción.

O una canción que no diga nada inteligente pero tenga ese ritmo pegajoso que nos lleva a mover el esqueleto, aunque en algunos casos como en el mío, se tenga un solo hueso.

La música entra en nosotros y nos permite imaginar situaciones mas allá de la idea que haya tenido el compositor al crearla.

Escuchar música es parecido a leer un libro. Nos lleva a imaginarnos nuestro propio video clip.

Y no podemos dejar de mencionar a los lentos. El marco ideal, el fondo perfecto para una escena de amor, pasión o seducción.

Cuando un lento empieza a sonar los enamorados se buscan, se miran, se acercan y mientras se abrazan cierran sus ojos y permanecen en las nubes todo lo que dure la canción o tal vez mas si es que un beso consigue su cometido y los lleva hasta las puertas del mismísimo cielo.

Yo no sé si esto se sigue dando. He oído por ahí que ya los lentos no ocupan un lugar tan preponderante en la movida moderna de los lugares bailables.

En todo caso, no saben lo que se pierden.

Siempre he pensado que una buena canción, es un verso o una prosa llevada a su perfección. Ponerle música a una buena letra, es ponerle alas y darle cielo para que vuele.

Una canción no discrimina entre quienes tienen mas o menos, una canción es para todos los que tengan la gracia de Dios de poder escuchar.
Mientras una canción siga sonando, habrá alguien con ganas de cantar.

Mientras una canción siga sonando, una voz de protesta seguirá levantando banderas de justicia.

Mientras una canción siga sonando, una lagrima luchara contra una sonrisa.

Mientras una canción siga sonando, podremos intentar un vuelo hasta unos brazos.

Mientras una canción siga sonando, tendremos ganas de aprenderla para repetirla.

Música y canciones siempre; en la alegría y en la tristeza, para celebrar la paz o para declarar la guerra, en el amor y en el abandono, para escuchar o para bailar, para recordar eternamente una situación o una etapa de nuestra vida.

Tengo fe de que siempre habrá una canción para cantar y celebro esta certeza.

La certeza de que a un verso le crezcan esas rítmicas alas y al sumársele una melodía consiga lograr esa altura que nos permita soñar con los ojos abiertos y nos haga sentirnos vivos mas allá de que la emoción la exterioricemos por medio de una lagrima o una sonrisa; ya que en cualquier caso significa ni más ni menos que manifestación de vida.

DIEGO DOBLER

jueves, 7 de abril de 2011

¿COMO HARIAMOS?

¿Cómo haríamos para espantar los fantasmas que se empeñan en nublarnos la vista?

¿Como haríamos para atraer la atención de las musas que hartas de nuestra indiferencia nos amenazan con no volver a visitarnos?

¿Cómo haríamos para resguardar la idea de que nada material podrá superar jamás el valor de las cosas simples de la vida?

¿Como haríamos para mantener vivos algunos ideales que a muchos les resultan románticos e infantiles?

¿Como haríamos para seguir creyendo en nuestros sueños y en un futuro?

¿Cómo haríamos para mantenernos parados ante cada golpe que la realidad aplica a nuestras ganas de que algún día las cosas cambien?

¿Como haríamos para mantenernos vivos entre tanta muerte?

¿Cómo haríamos para inventarnos cada día un sueño nuevo?

¿Como haríamos sin el amor y sus mensajeros?

¿Como haríamos para seguir si no existiera gente que nos rescate de nuestros naufragios y nos ponga a las orillas de una playa mansa?

¿Cómo haríamos sin aquellos que nos recuerdan que nuestro corazón aun late bajo el pecho, y que sigue bombeando la sangre que inunda nuestras venas y calienta cada centímetro de nuestro cuerpo?

¿Como haríamos sin aquellos que nos hacen olvidar por un segundo de esa sensación de ser solo un numero, solo uno mas?

¿Como haríamos sin esos besos, sin esos abrazos, sin esa piel, sin ese calor y ese sudor que rebalsa de amor los cuerpos y las almas?

¿Como haríamos sin esa canción, sin ese poema, sin esa palabra justa, sin esa compañía en silencio?

¿Cómo haríamos sin las pruebas que día a día demuestran que lo esencial es invisible a los ojos y de que hay cosas del corazón que la razón no entiende?

¿Como haríamos sin el rescate oportuno que nos salva de las vidas mercantiles y consumistas, de los chismes malintencionados y de los maltratos de los malparidos?




Nuestras vidas, nuestros sueños, nuestras pequeñas utopías, nuestros planes, nuestra paz, nuestra salud, nuestras alas, nuestra tranquilidad, nuestro animo, lo que somos y lo que quisiéramos ser, lo que podemos y lo que intentamos; Todo se pone en juego instante a instante.

Y nuestros minutos se llenan entre la huida de quienes nos tiran para abajo y el rescate de quienes nos llenan el alma, sanan nuestras heridas y recargan nuestras energías.

Somos tan frágiles y somos tan capaces de actos heroicos. Y todo depende de nuestro ser, de nuestro espíritu.

No hay caja de ahorro, no hay propiedades, no hay influencias, no hay nada, nada tan poderoso como el amor, como el contacto con seres que portan un mensaje a nuestro nombre que parece decir “no te rindas, no firmes tu dimisión, el juego no acabo”.

Podemos olvidarnos las llaves de casa o las del auto, olvidar el teléfono o el numero de clave del cajero, podemos olvidar un nombre o una dirección, olvidar la frase que ensayamos en el momento preciso en el que debíamos decirla, olvidarnos las bolsas del supermercado en la verdulería. Podemos olvidar un montón de cosas y nuestra vida no se perdería.

Pero no podemos olvidarnos de aquellos que nos rescatan cada día, que nos reconcilian con la vida, que son tan parecidos o tan distintos, aquellos que queremos conservar por mucho tiempo.

Porque si ese olvido canceroso que borra de nuestras memorias lo verdaderamente importante nos gana la batalla, ¿cómo haríamos luego para continuar creyendo que vivir vale la pena?


DIEGO DOBLER